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Cómo afecta la brecha digital a la educación en México: un viaje a través de las desigualdades educativas

La brecha digital es como un río que divide en dos a la sociedad mexicana en términos de acceso a la educación, especialmente en el contexto de la pandemia por COVID-19. El río nos deja descalzos y desamparados en una lúgubre orilla, mientras en la otra orilla florecen los sueños de los privilegiados.

En México, desde marzo de 2020, las clases presenciales se suspendieron y millones de estudiantes se vieron enfrascados en nuevos modelos educativos en línea. ¿Pero qué ocurre cuando millones son también aquellos que no tienen acceso a Internet?

La brecha digital y su efecto en el derecho a la educación

México y Latinoamérica no iban a quedarse exentos de las fuerzas opresoras ocasionadas por la falta de acceso a Internet y a dispositivos digitales. Las instituciones educativas abrieron sus puertas virtuales, pero se olvidaron de que no todos tienen las llaves.

La vulnerabilidad sociodemográfica brilla por su protagonismo en el estrado de las desigualdades en México. La brecha digital es un reflejo más de las formas de exclusión y marginación social que domina a nuestra bendita Latinoamérica.

Un vistazo a las estadísticas

A modo de espejo, miremos a España y sus desafíos en esta época de confinamiento. Más de diez millones de estudiantes se vieron en la necesidad de aprender desde casa. Si bien el 97% de los hogares con niños tienen acceso a Internet, el 9,2% de las familias con ingresos más bajos carecen de él.

La falta de acceso a un ordenador se vuelve casi palpable en los hogares más pobres, donde es 20 veces más difícil encontrar uno. Esto pone en evidencia un gran problema: la brecha digital en la educación.

La educación en línea y sus desigualdades latentes

No todos los estudiantes pueden acceder a las aulas virtuales. ¿Acaso el conocimiento está reservado solo para los más afortunados? Los niños y niñas que no tienen una computadora o una tableta en casa no pueden matar las sombras de la ignorancia como sus compañeros mejor equipados.

Las estadísticas demuestran que uno de cada cinco niños en los hogares menos aventajados no tiene acceso a un ordenador. Y aquí les pregunto, ¿qué pasa con la igualdad de oportunidades? ¿Dónde quedaron enterradas nuestras proclamaciones de justicia educativa?

Los padres, otra vez en el centro del escenario

Algunas familias se quejan porque no son profesores y no pueden seguir el ritmo de las tareas escolares en línea. El sistema educativo virtual ha dejado a los padres sumergidos en la búsqueda de resolver ecuaciones y explicar teoremas, cuando quizás, sus conocimientos están oxidados por el tiempo.

La tecnología, ¿aliada o enemiga?

Es irónico como en nuestros hogares la televisión y el teléfono móvil se han vuelto casi universales. Pero estos dispositivos no bastan para resolver las inquietudes de nuestros pequeños alumnos en tiempos de crisis. Les hemos regalado estos dispositivos sin entender cómo usarlos en su beneficio.

Combatir la brecha digital desde las trincheras

No solo debemos preocuparnos por tener acceso a Internet y dispositivos digitales. También se trata de alfabetización digital, ese proceso de aprendizaje mediante el cual adquirimos las competencias para entender y manejar las nuevas tecnologías.

México y Latinoamérica deben clamar por políticas públicas que ataquen las desigualdades en la educación y adopten medidas que acorten cualquier tipo de brechas en función del acceso a la tecnología. Solo así lograremos tener un futuro más equitativo e inclusivo.

Ante las adversidades, un toque de humor

Para sobrellevar estos momentos, vale recordar cómo en la España en cuarentena se popularizó el chiste: “Los niños lloran, los profesores sufren”. Sin duda, nos identificamos con ese sentimiento. En el fondo, sabemos que todos juntos saldremos adelante en esta lucha contra la brecha digital en la educación.

Unámonos pues en este viaje con un solo objetivo: que todos nuestros niños, niñas y jóvenes lleguen a las orillas del río de la educación y crucen juntos, sin dejar a nadie atrás. La educación es el arma más poderosa para luchar por un mundo mejor, y no permitamos que la brecha digital se convierta en un obstáculo insuperable en ese camino.